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lunes, 19 de octubre de 2015

Purines y energías renovables

Llevaba tiempo dándole vueltas a esto de escribir un blog y tengo varias inquietudes en el tintero que voy a exponer poco a poco aunque no sean de actualidad.

El Real Decreto -ley 413/2014, de 6 de junio de 2014, provocó un caso curioso por lo peculiar del hecho de unir un problema de desechos animales con las energías renovables. Y no es otro que el tratamiento de los purines de los cerdos para obtener energía eléctrica y térmica.
Pues sí, con la cogeneración [proceso por el cual se obtiene electricidad y calor a la vez] y el tratamiento de los purines se pueden rentabilizar estos desechos procedentes de la industria porcina. La Asociación de Empresas para el Desimpacto de los Purines (ADAP) lo explica en este artículo.

Es bien sabido que los purines sin tratamiento son perjudiciales para el medio ambiente porque contaminan las aguas de las zonas donde son depositados sin tratamiento debido a su alta concentración en nitratos, fosfatos y otros elementos; provocando la eutrofización (enriquecimiento anormal de un ecosistema) de la zona y un empobrecimiento de la calidad de las aguas subterráneas.

Es por ello que la reducción de las ayudas a las plantas de tratamiento de purines y que obtenían energía eléctrica y térmica gracias a la cogeneración tuvieron que cerrar, provocando el despido de trabajadores en zonas rurales de Castilla y León o Cataluña. Bajo mi punto de vista se crearon tres problemas con estos cierres:
 1) Perdemos la oportunidad de obtener energía de un desecho.
 2) Los purines dejarán de tratarse y contaminarán acuíferos de la zona. Los granjeros tendrán que buscar alternativas no controladas al tratamiento de sus desechos o cerrar la explotación.
 3) Se pierden puestos de trabajo en zonas rurales donde ya de por sí es complicado obtener un trabajo estable.

Por lo que he podido leer, a pesar de que ha pasado más de un año desde la entrada del nuevo decreto, el problema sigue y los ganaderos no tienen donde deshacerse de los purines de una manera controlada y con la posibilidad de revalorizar estos desechos. Les toca usar sus propios medios para repartir los purines por los campos de la zona y que los usen de abono, con todos los riesgos que implica este método a la antigua usanza. Además de que lo deben hacer pagándolo de su bolsillo, porque la planta se hacía cargo de la recogida, y ahora no, con lo que incrementan costes.  Lo peor de todo, ciertos gobiernos regionales siguen permitiendo la apertura de nuevas granjas sin tener previsión de nuevas plantas de tratamiento.

Un problema que relaciona desechos animales con energías renovables, como he dicho al principio de esta entrada, curioso cuanto menos.




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